¡Pensé que
yo era el afortunado, por tenerte a mi lado! ¡pero! Resulta que tú solo estabas
interesada en mi fortuna.
No hay ni
abra otra que sea mejor actriz que tú. ¡Actuabas
tan bien! Que fuiste capaz de ilusionarme; con tantas mentiras que llevas
escondidas debajo de tu lengua. Llevas puesta una máscara de Ángel, que nadie
puede darse cuenta de lo oscuro que tienes el corazón, lo negro de tu
conciencia y del alma sin compasión.
¡Pensé,
qué yo era el protagonista de tus sueños! Me ilusionaste tanto, que yo empecé a
creer que si existen los finales felices y que las telenovelas podían ser
reales. Me hice una vida de película a
tu lado. ¡Pero! Lo único que fue real de
la vida de película: es que duro muy poco.
Que la bella se convirtió en bestia y que el lobo no se comió a la
abuela, sino que la abuela se comió al lobo.
Creí que
era yo quien dirigía mi vida y controlaba cada uno de mis pasos. No me di cuenta que tú eras quien había
escrito el libreto de tu estancia a mi lado y que tú eras quien diría toda la
obra hasta el final.
Yo que
había jurado no volverme a enamorar. Yo que me había prometido, no poner en
manos ajenas mi felicidad. ¡Mírame ahora! Nuevamente con el corazón roto.
A quién
voy a culpar, si soy el único responsable de lo que hoy estoy sufriendo. A quién voy a señalar; si yo voluntariamente
decidí entregar mi corazón.
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